En líneas generales, se podría entender el Contrapunto, como la técnica encargada de la conducción y combinación de las voces.
Esta combinación se basa en la interacción simultánea de una nota contra otra.
La líneas melódicas protagonistas, tienen la misma importancia y jerarquía, y a pesar de que se combinan entre si, disponen de cierta independencia respecto a las otras.
Una mirada al pasado
La técnica contrapuntística, da como resultado, una textura musical característica denominada Polifonía.
Y la podemos encontrar en la gran mayoría de obras de la música Occidental, ya sea de música popular o la llamada música “culta” (clásica).
A nivel histórico, esta técnica alcanzó su punto más álgido, en el Barroco, siendo Johann Sebastian Bach, su figura más representativa.
Sin embargo, sus orígenes se remontan a la Edad Media.
A partir del Siglo XV, aparecieron las primeras obras, construidas bajo esta técnica.
En esa época y en la siguiente (Renacimiento), nombres como Perotín, Josquín des Prés, y Palestrina sobre todo, contribuyeron a impulsarla.
Y, ya con J.S. Bach (en el período Barroco), se transformó en la técnica compositiva predominante de la época.
La Invención, la Pasacaglia, el Canon y la Fuga, fueron los géneros musicales más cultivados.
El contrapunto en la actualidad
Desde la irrupción de la Armonía, como fundamento básico de la Composición, el Contrapunto dejó de disfrutar ese papel protagonista.
Sin embargo, su importancia es alta, ya que su principio (la conducción y combinación de las voces), existe prácticamente en toda la música, independientemente de su estilo.
Hoy por hoy, esta técnica (como tal) la encontramos en ciertas vertientes de la música clásica contemporánea.
Lo importancia del Contrapunto, como adiestramiento para el Compositor (y al margen de las reglas estrictas), radica en los recursos que nos proporciona.
En el Blog, podrás adentrarte en esta materia de forma progresiva, a partir de sencillos ejercicios prácticos, que iré compartiendo.